Nelly Tavárez llama a cultivar una fe activa, humilde y con propósito

Por Orlando Pimentel.–

En su más reciente entrega del programa “Semillas de Fe”, la evangelista Nelly Tavárez ofreció una prédica poderosa, cargada de sabiduría, guía espiritual y llamados a la transformación interior. Con su estilo auténtico y lleno de convicción, abordó temas esenciales para el crecimiento del creyente, centrando su mensaje en la dirección que Dios quiere dar a nuestras vidas.

Nelly inició reflexionando sobre la necesidad de dejar atrás el pasado, ese que “ya no tiene nada nuevo que decirte y que está donde debe estar: en el pasado”. Invitó a los oyentes a desprenderse del orgullo y de todo lo que los aleja de Dios, afirmando que hemos sido guiados a renovarnos: en la mente, en las emociones y en el carácter.

Subrayó la importancia de descubrir el propósito divino que nos hace levantarnos cada día, reconociendo los dones que Dios ha depositado en cada uno y el llamado que Él tiene para nuestras vidas. “Hemos sido guiados para dar buenos frutos en nuestra vida, en el trabajo, y en nuestras relaciones”, expresó con énfasis.

Uno de los puntos más conmovedores fue su reflexión sobre las relaciones humanas. Compartió una enseñanza aprendida de su hermano, quien le recordó que “nada podemos hacerlo solos”. Habló de la importancia de necesitar a los demás y de cómo en la unidad se logran cosas más grandes. “Es cierto que podemos avanzar solos, pero en unidad se llega mucho más lejos”, dijo.

Nelly también hizo un llamado a observar el crecimiento espiritual en otros con gozo y humildad. Advirtió que no todo lo que parece espiritual viene de Dios, por lo que exhortó a la audiencia a desarrollar discernimiento espiritual. “No todo lo que se mueve viene de Dios. No todo el que dice ‘aleluya’ está siendo guiado por Él”, señaló.

La evangelista enfatizó la necesidad de una vida de oración constante: por nuestras cargas, por otros, por milagros, por sanidad y por el mundo que habitamos. Invitó a sus oyentes a seguir un caminar íntimo con Dios, permitiendo que Él purifique nuestras palabras. En ese sentido, abordó con profundidad el poder de la lengua y su impacto, recordando que “este pequeño miembro puede incendiar una selva entera”.

Retomando el tema de la lengua, destacó la importancia de hablar con prudencia y humildad, evitando el orgullo disfrazado de sabiduría. Narró experiencias personales y situaciones cotidianas donde, incluso con conocimiento, eligió guardar silencio por respeto y madurez. “Incluso si eres brillante, la humildad puede hablar más fuerte que tu intelecto”, explicó.

Con base en Proverbios, insistió en que “la blanda respuesta quita la ira, más la palabra áspera hace subir el furor”, y alertó sobre cómo las palabras duras pueden dejar heridas profundas. “Las palabras ásperas nunca mueren. Pueden afectar a una persona por toda la vida”, sentenció.

La prédica concluyó con un llamado a la sabiduría en la comunicación. “No es lo que dices, es cómo lo dices”, afirmó. Recordó que se puede corregir o expresar desacuerdos sin ser ofensivo ni altanero. Y citando Isaías, dejó una poderosa promesa: “Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero y será prosperada en aquello para lo que la envié”.

Finalmente, Nelly Tavárez reafirmó que no se puede cumplir el propósito de Dios si vivimos con una lengua áspera, y nos animó a cultivar palabras amables, especialmente hacia quienes sentimos que no lo merecen. “¿No es esto, acaso, la verdadera gracia?”, preguntó, dejando a su audiencia con una profunda invitación a la reflexión y al cambio.

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